sábado, 2 de febrero de 2013

Testimonio real

"Stephen y yo estamos en nuestra cocina en Castro, San Francisco, cocinando la cena. La música está puesta, las ventanas están abiertas, y estamos hablamos y moviéndonos. Es un día normal. Stephen se gira y me dice: “Patrick ¿cortas las zanahorias?”. Y yo le digo: “Claro ¿Cómo las quieres?. Stephen responde: “Oh, de cualquier manera. No me importa”. Continuo hablando y bailando y corto las zanahorias, y ya estoy listo para lo que venga después... ¿los tomates?¿el pollo?

Stephen está de repente enfadado.
“Oh de verdad ¡Mira esto! Grita. “No están bien”. Hace resonar sus nudillos. “¡No puedo creer lo que has hecho!” exclama: ¡¡¿¿qué se supone que voy a hacer con esto??!!”

Son las zanahorias. No le gusta cómo están cortadas. “Stephen me dijiste que no te importaba cómo las cortara. Están bien.”
Stephen responde gritándome “Te lo digo ¡No están bien!” Con un movimiento de su mano tira las zanahorias desde la tabla de cortar al suelo.

“Oh Stephen, venga, ¿para qué haces eso?”
“No me digas “venga” ¿me has oído?”

PUM. Un puñetazo en un lado de mi cara. PUM. Otro puñetazo, este en las costillas. Soy empujado contra la pared. Me grita “¡¡¡¡No me digas “venga!!!!””

Le grito:“Quítate de encima hijo de puta” y le empujo, lívido. Me golpea en la cabeza, en la cara, en el pecho. Me lanza contra el muro otra vez. Huyo de la habitación, aterrorizado. Enfadado. En shock. ¿Qué he hecho? ¿Por qué ha pasado esto? ¿Qué he hecho mal? Corro a la habitación.

Stephen se queda a limpiar las zanahorias y continua cocinando. Viene al baño diez minutos después, donde, sin camiseta, estoy lavando mi cara, cuello y pecho. “Déjame ver” me dice, gentilmente me coge de la barbilla y me gira la cara hacia él. Observa mi labio partido y algunas marca de mi cuello y pecho. Todavía estoy temblando. Comienzo a llorar.
Stephen dice: “Oh cariño ¿cómo he podido hacerte esto? Te quiero muchísimo... ven aquí...” Y me abraza y balancea mientras lloro. “Tienes que ayudarme Patrick. No me gusta pegarte”."

Caso extraído del libro "Men who beat the men who love them" 
(John Dececco, Patrick Letellier, David Island) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario